Tuesday, November 21, 2006

Plátano Oriental.
En algunos momentos pienso y hablo de lleno. Pero siendo justos, puede que las cosas no estén tan, tan mal. Podrían estar peor. Siempre. Como sea, son divagaciones confusas y espontáneas, nada profundo, pero es lo que me rodea.

Un maestro masón de tercer grado que me invita a participar de la Gran Logia pero no voy ni cagando por que la cuota es muy alta me dice que para entender el sentido real y profundo de nuestra existencia hay que ir por la vida haciendo dos cosas: nunca de dejar de estudiar y en consecuencia aprender de los libros y, simultáneamente pero nunca en segundo lugar, acostarse con una mujer y sentir placer al menos un par de veces por semana.

En mi caso personal, muy de acuerdo con aquella filosofía casi meliorista de vida, pienso además en lo importante que es superar los obstáculos indeseados. Si hay algo poco inspirador es una gorda sudorosa a las tres de la tarde frente a un computador rodeado de gente menos cremosa pero también tecleando. Esto no es ninguna ironía. No tengo nada en contra de las gordas. Pero si con la gente sudorosa. No me importa que la corta frase no se supere en credibilidad, pero si creo que es una observación importante, y vivencial.

En algún momento lo único que esperé es que la persona en cuestión superara mis conocimientos techie y fuera aun más internerd que yo. Pero no, y como bien dice la “ley de la dinámica infernal”, “un objeto estático estará siempre en el lugar incorrecto” y en mi caso, citando a la segunda norma “el objeto en movimiento irá en la dirección incorrecta. Ahí fui… directamente a atender el llamado como buen obrero que soy, y con una sonrisa mentirosa, pero amable finalmente para responder la inquietud, pero deseando mejor tener un libro en las manos u otra mujer. Pero las mujeres bellas no son populares.

Y pensando en la complejidad que tenía para mi el desafío de atender a una persona con mal aroma me di cuenta que las cosas son mas sencillas de lo que aparentan al mostrarse y olerlas, aunque la naturaleza este normalmente de parte siempre de la perfección oculta. Por que la señora gorda fue una de las personas que me hizo reflexionar acerca de las cosas más de una vez para contemplar todas las posibilidades antes de tomar una decisión para no cometer un error.

Y pienso en mi mamá que cree que soy inmaduro e inadecuado a lo que dice mi cédula de identidad y quizás tenga sentido ya que no es la única que así lo estima, aunque puede haber un margen de nitidez mental para mi y un adulto comportamiento pensando en como reaccioné con la señora al darme cuenta hablando que ella estaba en lugar mas interesante que el mío, en consecuencia, mi mamá a veces no reflexiona y comete errores conmigo, aunque ella también este ahora en un lugar mas interesante que yo porque está en Viña del Mar haciendo cosas importantes.

Y me puse a pensar cerrando los candados, lo seguí haciendo camino a la casa para tomar el auto e ir al cumpleaños de la Nancy y también mientras manejaba que es inevitable sentirse mas viejo considerando la rutina de maldito oficinista en la que a veces me siento. Lo que se gana por un lado se pierde por el otro. Y en el semáforo recordé lo que me dijo el consejero masón y su política existencial de vida. Reboté casi saltando del asiento pensado que debía hacer algo al respecto. Tomé el teléfono y la llamé. ¡Adivinen que!, apagado. La señora gorda sudorosa cuyo nombre es Daniela tenía razón: cuanto más intentes que las cosas sean perfectas, más te darás cuenta de que estás perdiendo tu tiempo. Y seguí perseverando, se me dió el tono pero huevonamente corté. Esperando la llamada perdida de vuelta y que por supuesto nunca llegó me di cuenta que además mi madre tiene razón y que el consejo masón tendré que buscarlo en otra parte para hacerlo efectivo. Y podría estar peor, el obstáculo deseado no fue superado...

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