Friday, August 18, 2006

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OHI OHI.
Caminando por Rancagua… mirando a la gente pasar… los extraños de pelo corto, con muchas pistolitas van…
Se agrietaron los cuarteles. El índice de hurtos bajo. El despliegue de pronto transformó a la mayoría de la gente a verde, la minoría intentaba entender. Pequeños hombres vestidos de verde. Verde de camuflaje también, por tanto, acompañado de negro, primario, ¿poco civilizado?, NO, primero en orden de grado Mi general. Se hizo patente lo que estaba oculto. El verde era el color más perceptible. La plaza de mi ciudad se coloreo, color, sensación. Me sigue impresionando mi vista, gran sentido. Así también sucedió en muchos otros lugares para dar importancia a un “gran” acto cívico que tenía como misión una especial celebración. Por mi, la trascendencia de tal situación se reducía simplemente a un maní. Podría decir que me importa igual a cero, desde la perspectiva de la alegoría, crítica y ante patriótica. ¿Qué cosa? Un natalicio. ¿De quién? De un prócer. ¿Cuál de todos? Del padre. ¿El mió? NO. ¿El de ustedes? Tampoco. El de todos. Si. El padre de la patria. ¿Efeméride? Natalicio imbécil.

Por lo general las efemérides fecundan nuestras memorias en hechos deshechos y por lo general de nuestra historia mal hecha, agotando nuestra paciencia y haciéndonos desperdiciar preciosos minutos de consejo de curso, de manera especial los lunes, ¿o no jóvenes? Para llenar de laureles un acto, la efeméride, que en el momento mismo de producirse parece histórica en su importancia. El penal de Cazsely, la caída de Edgar, el sueldo de Nelson Mauri y también las desastrozas batallas militares, por ejemplos. Los natalicios, por el contrario, además de precuela del desastre nadie le da magnificencia al instante preciso de ocurrir. El nacimiento de Cazsely, el doloroso parto de la mamá de Edgar o la adopción de Nelson Mauri. Lo mismo pasa con O’higgins. ¿A alguien le importó su nacimiento? Probablemente mamá lloró con la llegada de la cigüeña, pero el niño Bernardo para papá era un guacho… gran story… padre preocupado mas de aprender en la sagacidad de matar que de la responsabilidad. Y don Ambrosio se quedó con lo militar, dice la farándula de aquel tiempo…

Pero hoy en nuestro país esa fecha es acontecimiento. Desangrarse, heroísmo, conquista y grandeza son siempre grandes fechas, y aquellos superhombres comprometidos en el ideal suelen pasar a ser HITO, y bastante histriónico pero también histórico. Y en el presente los impertérritos hombres de verde, verde y negro, y en menor medida el resto de los colores pero igualmente armados hasta los dientes rinden culto a un padre que de “bueno” tiene solo una realidad astral. No sé si el rey León se sienta orgulloso, pero como hecho fáctico hoy el sol salió haciendo excepción en agosto para iluminar el imperio del fanatismo hecho discurso fetiche de culto. “Mucha nube, mucho sol” dicen unas amigas. Hoy puros astros, todos luminosos.

¿Para que sirve la historia papá? Pregunto un hijo realmente vivaz. El historiador-papá que murió, y resulto ser machito de verdad capaz de explicar: “…el objeto de la historia es el hombre…” Incluso los estúpidos (el adjetivo es mío), pero importantes, por tanto, ictopia. No tengo nada en contra de Bernardo O’higgins, el gran libertador, todo lo contrario. Lo que detesto es lo que despierta. Decía el aristócrata poeta, “…he visto al pueblo agrupado en torno a la estatua de O’higgins. ¿Qué hacían esos hombres al pie del monumento? ¿Qué esperaban? ¿Buscaban acaso protección a la sombra del gran patriota?
Hombres amontonados alrededor de una ilusión. Creyendo en un antiguo sistema solar poniendo como centro de atención una tierra plana y gigantesca, desconociendo a los demás como menores problemas. ¡Culpa de la educación! y esos asquerosos libros de historia, “…a fuerza de buscar en los comienzos uno se vuelve cangrejo…” Grande dieguito Barros Arana, ¿quién es Byron Jara? aaah, es pobre, lo sentimos no es Historia, quizás story. SHIT. El historiador mira hacia atrás y por lo tanto también cree hacia atrás, así lo hacia hoy la mayoría. La plaza era pura historia, de la pura política. Yo, debo reconocer, entendí poco.

Intento razonar, solo intento hacerlo desengañado y menos orgulloso de un país mas parecido a una vaca lechera que a un jaguar. El problema es que en aquellos discursos de viernes patrióticos los engominados faltaron a la verdad, el libertador no estaría tan “pecho paloma” de los políticos escoltados por el señor de verde que creen que los patriotas son como los superhéroes. Pero falso, los amantes de la patria procurando su bien, también, como las mujeres, nos dejan solo…

Decía Nietzsche, “busqué grandes hombres, nunca encontré otra cosa que los monos de su ideal…” Yo por mi parte y como dice un amigo preocupado mas del libre comercio que de su corte de pelo, CHEERS, por la efeméride… prefiero desastre conocido que la fecha por conocer…

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