
Bichos en el cuarto.
Hace días decidí dar un paseo, uno de aquellos en lo que me importó una mierda si mi pelo estaba peinado y mis pantalones planchados, mi chaqueta combinando cambiando el cerro costoso y empinado con mote con huesillos por el plano oxigenado y amable del patio de mi casa para sortear cajas, un desorden casi ordenado, viejos baúles, la anterioridad y los etcéteras… todas cosas pisadas, pero ojo, no por darla por pasadas si no por el abultamiento descarnado partidario de la estrechez extrema en un espacio pequeño con demasiadas objetos pocos útiles: herramientas añejas, modernas e inservibles, muebles de los setenta y ochentas, bicicletas obsoletas, archivadores de culto, vulgares imitaciones de Piccaso, marquesas, acuarelas del pintor que hace fetiche a las gordas y hasta maquetas. Ir a aquel lugar de la casa que frecuentemente almacena lo que el decorado del hogar ignora casi orgulloso, es un asunto muchas veces de ocio pero también funcional en el sentido imperativo de la necesidad y que, transformado en paseo, el mió, fue casi en ritual, con sorpresas... Llegar al sitio ideal para el reposo casi eterno salvo nostalgia mediante de los cachivaches tuvo mucho de simbólico pero también de falta de lógica. Claro, porque mi iniciativa carecía de un proceso ordenado, puro instinto en busca de poner en práctica y/u orden un no se que diablos… inercia total que finalmente y nuevamente me llevo a pensar que el dios a adorar es el ayer, ¿ritual cierto? Pero parece que mi viaje al cuarto fue absolutamente necesario, poco metódico aunque igual relevante como operación litúrgica y casi expiatoria. Tambien miraba un vaso vulgar con publicidad cervecera, algo muy lejano a un cáliz, pero que igual da fuerzas, dandome cuenta que había una ciencia en lo que hacía en ese cuarto, en mi caso, al fondo del patio. Madera derruida pero bien construida y adentro hojas de papel demasiado amarillas cruzadas por cintas, cintitas, y mensajes que eran pura cursilería, pero linda… ¿Y adivinen que?, proclamé la consabida exclamación, la millones de veces repetida reflexión, la basureada, MALGASTADA, pisoteada consideración: EL TIEMPO ¡como pasa! Y en mi caso, ese paseo también tenia algo de espacial porque de fondo escuchaba The Flaming Slips. Con banda sonora de ocasión, me sentía como un verdugo de objetos desconsiderados, transformándome en el tipo de la decisión final acerca de lo que valía la pena dejar materialmente sobrevivir… pero no lo hice, evitando convertirme en lo mismo que estoy condenando. Así, deje los objetos sucios y me lancé hacia los cuadernos menos polvorientos que me recordaban las distancias, la culpa de las distancias, los errores de la distancia y los necesarios perdones a la distancia… kilómetros de distancias que antes fueron más pero ahora peor… sin fin… Claro, porque estaba ahí y no en otra parte, pura distancia. Eufemismo de “gran pensador” para no decir lo que obviamente no quiero escribir. Pura estupidez cerebral, nada más. Si hubiera cercanía con “una” ella, la excursión al cuarto quizás no seria cuestión. Pero como no es así y desperté en mi presente, fui y me encontré con lo ya sucedido, me puse a ordenar, luego a existir, fumar, acto inmediato a pensar y ahora a escribir. Simple. Analogía de mi vida, sobretodo con los objetos.
Escarbando en mis cajas, de preferencias las que guardan historia universitaria y a propósito de una tarea me encontré con unos cuadernos de Malena que me llevaron a leer acerca de las apariencias, pura casualidad. La imposibilidad de ser tal cual uno y todos ustedes también… eso de lo simple, o complicado (todo depende que tan empañado el cristal) que es sacarnos el antifaz de zorro desteñido héroe colonial con mal inglés y en verdad disfrutar tomando como parámetro de valor que no es necesario tener un auto si simplemente no tengo como pagarlo o viajar a algún lugar por cerca que sea si tus padres dinero no te dan, y en bus. Vago, patudo, inmaduro, desperfilado o absurdo ejemplo o paradigma mas general que teórico, mas suponiéndolo que como ley porque si algo he aprendido de las deudas es que cada vez pido menos y con menos frecuencia. Lo importante a mencionar y valgan las mayusculas es lo de la LEGITIMIDAD PERSONAL (a propósito y con respecto a lo musical hagan clic acá y saquen sus propias melómanas conclusiones), ¿que me lleva ineludiblemente a pensar mis cambios a nivel particular? o bien, que me lleva ineludiblemente a plantearme mis cambios a nivel particular, los que van por un camino en círculos disparejos (¿no circulos cierto?) que desembocan en el pasado, con algunas salidas intentando dejar la rutina, ocupando el tiempo en verdad porque yaaaaaaaaaa el pasado es lo que dejo de ser presente o sea ya paso, dicho de otra forma, como dice preguntándose Borges, “¿dónde estará mi vida, la que pudo haber sido y no fue?” Haber, como una embarazada a punto de parir, cuando no haya “punto” será pasado y cuando deje de estar preñada será presente, una mezcla perfecta entre decadencia y felicidad, claro, porque la ex gorda mujer ya dejo de gritar. ¿Entienden el cambio? En fin, ya esta embarazada y Artemisa mediante será madre (tocando madera, metáfora, nada literal)
El problema es que a veces siento que se me acaba la bencina y justo en TIEMPO que sube. Pero no dejo el planteamiento subjetivo acerca de lo corta que es la vida y los pocos minutos de existencia que tenemos para vivirla, porque para eso me basta caminar. Y a tropezones en el cuarto de los cachureos, entremedio los papeles polvorientos y un ensayo pretérito celestial, pero muy adecuado, casi coincidencia o ímpetu de conciente, tirón a mis grandes orejas por creer algo que no es, “De la brevedad de la vida”. Sentimiento tan humano y asimismo tan viejo y repetido, que al contrario de la verdad no pierde valor en tiempos presentes, pero la receta es simple. Adivinen quien, Séneca, (seria 'util que si me equivoque ustedes lo busquen tambien) y no es que la vida sea demasiada corta, el problema es que lo desperdiciamos en rutinas inútiles (como leer esta huevada):
“La mayor parte de los mortales, ¡oh Paulino!, se queja de la malignidad de la naturaleza, por habernos engendrado para un tiempo tan breve… tan velozmente… De ahí viene aquella sentenciosa exclamación… La vida es breve el arte es largo.No es que tengamos poco tiempo, sino que lo desperdiciamos mucho. Asaz larga es la vida para consumar las más grandes empresas si se hiciera de ella buen uso… No recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos… Nuestra vida es harto espaciosa si la disponemos buenamente…”
Me cuesta recordarlo siempre. Pero algo estoy haciendo al respecto. Mientras, además de la sed, se que rutinas útiles ya pasaron y las inútiles seguro más vendrán. Malgastando el tiempo y mas botado que boleta de motel todos somos, amigos o parientes de un adultero… ¿Qué tiene que ver? No lo se… pero los lugares son estrechos y el mundo demasiado chico. A eso el romano no tenía respuesta. Son cosas pasadas y a diferencia de los objetos del cuarto, ojala definitivamente pisadas… el paseo fue útil para mi… es bueno también compartir con las ratas.
ACEPTO SUGERENCIAS DE COSAS INUTILES,
ACEPTO tambien DE PREFERENCIA las UTILES...
4 Comments:
jajaja... y llegue de casualidad aca. Bien gonzalo, nunca es malo visitar los viejos y podridos cuartos.
por mi, lo util seria por ahora planear un buen 18, ¿no se ke opinas tu?
lo inutil, seria no hacerlo.
BESOS guapo, ojala nos veamos pronto...
jajajajajajaja
toda la roazon hueon...
kien es SENECA lokillo.?
pero bien
cosas utiles... apoyo a lela
y es que no me habia detenido a pensarlo... para fieles monaguillos la vida es un regalo y ya mucho se ha dicho que no hay que desperdiciarla.
Pero acaso el hombre no busca cada vez mas conmemorar fechas y dejar de lado sus obligaciones?, a lo corrido del año cuantos sandwiches y feriados legales (o ilegales para los capeadores)hemos tomado???
Pero luego surge otra agravante, dar una razon a nuestro existir lo que implica disponer y planificar el tiempo.
Por experiencia propia y adelantandome a los incautos de mis amigos yo ya se lo que es perder tiempo.
pero ojo, que toda busqueda mas tarde que nunca sera recompensada.
saludos primazo desde el puerto
Los recuerdos no son tales...son hoy, son mañana...son lo que somos. Tal vez por eso la negación a botar papeles ya amarillos, desteñidos, y objetos que a veces no recordamos por que guardamos. Son lo que somos, son una parte pequeña de nosotros, de alegrias y penas, de alguna manera materializan nuestras experiencias y acercan a las personas que son parte de ese objeto. Por eso es bueno a veces acercarnos a ellos, para recordar donde empezamos, y adonde vamos...y en medio, que nos acompañen en el camino.....Un beso primo.
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